Tú, esperanza
Erika llora encamada,
en días de lluvia
angustiosa.
Late vacío el corazón,
sintiendo la muerte
tosca.
Libera la voz sin
vida,
Mustia, y
desencantada.
La tenue luz no
ilumina,
los cortos versos del
alma.
Brilló durante la
noche,
mi Faro de Alejandría.
Te vi oculta en la
penumbra,
mintiendo a nuestras
heridas.
El daño de la locura,
calma mi caótica sed.
Te escucho con
melancolía,
cantando lo que soñé.
Confuso, y enfurecido,
cuestiono la realidad.
Mis frías y crueles
cadenas,
calientan al huracán.
Recuerdos de rosas
negras,
prenden la
revolución.
No volverá a pasar
hambre,
el esclavo redentor.
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